Paul, an apostle of Jesus Christ by the will of God, and Timothy our brother, unto the church of God which is at Corinth, with all the saints which are in all Achaia:
¡Oh, si rasgaras los cielos y descendieras, si los montes se estremecieran ante tu presencia
(como el fuego enciende el matorral, como el fuego hace hervir el agua), para dar a conocer tu nombre a tus adversarios, para que ante tu presencia tiemblen las naciones!
Cuando hiciste cosas terribles que no esperábamos, y descendiste, los montes se estremecieron ante tu presencia.
Desde la antigüedad no habÃan escuchado ni dado oÃdos, ni el ojo habÃa visto a un Dios fuera de ti que obrara a favor del que esperaba en El.
Sales al encuentro del que se regocija y practica la justicia, de los que se acuerdan de ti en tus caminos. He aquÃ, te enojaste porque pecamos; continuamos en los pecados por mucho tiempo, ¿y seremos salvos?
Todos nosotros somos como el inmundo, y como trapo de inmundicia todas nuestras obras justas; todos nos marchitamos como una hoja, y nuestras iniquidades, como el viento, nos arrastran.
Y no hay quien invoque tu nombre, quien se despierte para asirse de ti; porque has escondido tu rostro de nosotros y nos has entregado al poder de nuestras iniquidades.
Mas ahora, oh Señor, tú eres nuestro Padre, nosotros el barro, y tú nuestro alfarero; obra de tus manos somos todos nosotros.
No te enojes en exceso, oh Señor, ni para siempre te acuerdes de la iniquidad; he aquÃ, mira, te rogamos, todos nosotros somos tu pueblo.
Nuestra casa santa y hermosa donde te alababan nuestros padres, ha sido quemada por el fuego y todas nuestras cosas preciosas se han convertido en ruinas.
¿Te contendrás ante estas cosas, oh Señor? ¿Guardarás silencio y nos afligirás sin medida?