Likewise the Spirit also helpeth our infirmities: for we know not what we should pray for as we ought: but the Spirit itself maketh intercession for us with groanings which cannot be uttered.
Levántate, resplandece, porque ha llegado tu luz y la gloria del Señor ha amanecido sobre ti.
Porque he aquÃ, tinieblas cubrirán la tierra y densa oscuridad los pueblos; pero sobre ti amanecerá el Señor, y sobre ti aparecerá su gloria.
Y acudirán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu amanecer.
Levanta tus ojos en derredor y mira: todos se reúnen, vienen a ti; tus hijos vendrán de lejos, y tus hijas serán llevadas en brazos.
Entonces lo verás y resplandecerás, y se estremecerá y se regocijará tu corazón, porque vendrá sobre ti la abundancia del mar, las riquezas de las naciones vendrán a ti.
Una multitud de camellos te cubrirá, camellos jóvenes de Madián y de Efa; todos los de Sabá vendrán, traerán oro e incienso, y traerán buenas nuevas de las alabanzas del Señor.
Ciertamente las costas me esperarán, y las naves de Tarsis vendrán primero, para traer a tus hijos de lejos, y su plata y su oro con ellos, por el nombre del Señor tu Dios, y por el Santo de Israel que El te ha glorificado.
Extranjeros edificarán tus murallas, y sus reyes te servirán; porque en mi furor te herÃ, pero en mi benevolencia he tenido compasión de ti.
Tus puertas estarán abiertas de continuo; ni de dÃa ni de noche se cerrarán, para que te traigan las riquezas de las naciones, con sus reyes llevados en procesión.
Porque la nación y el reino que no te sirvan, perecerán, y esas naciones serán ciertamente destruidas.
Vendrán a ti humillados los hijos de los que te afligieron, se postrarán a las plantas de tus pies todos los que te despreciaban, y te llamarán Ciudad del Señor, Sion del Santo de Israel.
Y mamarás la leche de las naciones, al pecho de los reyes mamarás; entonces sabrás que yo, el Señor, soy tu Salvador y tu Redentor, el Poderoso de Jacob.
No se oirá hablar más de violencia en tu tierra, ni de desolación, ni de destrucción dentro de tus lÃmites; sino que llamarás a tus murallas salvación y a tus puertas alabanza.
Ya el sol no será para ti luz del dÃa, ni el resplandor de la luna te alumbrará; sino que tendrás al Señor por luz eterna, y a tu Dios por tu gloria.
Nunca más se pondrá tu sol, ni menguará tu luna, porque tendrás al Señor por luz eterna, y se habrán acabado los dÃas de tu luto.
Entonces todos los de tu pueblo serán justos; para siempre poseerán la tierra, vástago de mi plantÃo, obra de mis manos, para que yo me glorifique.