Inunda tu tierra como el Nilo, hija de Tarsis, ya no hay más restricción.
Su mano ha extendido sobre el mar, ha hecho temblar los reinos; el Señor ha dado orden respecto a Canaán para que destruyan sus fortalezas.
El ha dicho: No te divertirás más, virgen oprimida, hija de Sidón. Levántate, pasa a Chipre; aun allà no hallarás descanso.
He aquà la tierra de los caldeos. Este pueblo no existÃa; Asiria lo designó para moradores del desierto. Ellos levantaron sus torres de sitio, despojaron sus palacios y la convirtieron en ruinas.
Gemid, naves de Tarsis, porque ha sido destruida vuestra fortaleza.
Y acontecerá en aquel dÃa que Tiro será olvidada por setenta años, como los dÃas de un rey. Al cabo de los setenta años le sucederá a Tiro como en la canción de la ramera:
Toma la lira, anda por la ciudad, oh ramera olvidada; tañe hábilmente las cuerdas, canta muchas canciones, para que seas recordada.
Y sucederá al cabo de los setenta años que el Señor visitará a Tiro. Entonces ella regresará a su paga de ramera, y se prostituirá con todos los reinos sobre la faz de la tierra.
Y sus ganancias y su paga de ramera serán consagradas al Señor; no serán almacenadas ni acumuladas, sino que su ganancia llegará a ser suficiente alimento y vestidura selecta para aquellos que habiten en la presencia del Señor.