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I love the LORD, because he hath heard my voice and my supplications.
Psalm: 116:1
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Acuérdate, pues, de tu Creador en los dÃas de tu juventud, antes que vengan los dÃas malos, y se acerquen los años en que digas: No tengo en ellos placer;
antes que se oscurezcan el sol y la luz, la luna y las estrellas, y las nubes vuelvan tras la lluvia;
el dÃa cuando tiemblen los guardas de la casa y los fuertes se encorven, las que muelen estén ociosas porque son pocas, y se nublen los que miran por las ventanas;
cuando se cierren las puertas de la calle por ser bajo el sonido del molino, y se levante uno al canto del ave, y todas las hijas del canto sean abatidas;
cuando también teman a la altura y a los terrores en el camino, y florezca el almendro, se arrastre la langosta y la alcaparra pierda su efecto; porque el hombre va a su morada eterna mientras los del duelo andan por la calle.
Acuérdate de El antes que se rompa el hilo de plata, se quiebre el cuenco de oro, se rompa el cántaro junto a la fuente, y se haga pedazos la rueda junto al pozo;
entonces volverá el polvo a la tierra como lo que era, y el espÃritu volverá a Dios que lo dio.
Vanidad de vanidades, dice el Predicador, todo es vanidad.
El Predicador, además de ser sabio, enseñó también sabidurÃa al pueblo; y ponderó, investigó y compuso muchos proverbios.
El Predicador trató de encontrar palabras agradables, y de escribir correctamente palabras de verdad.
Las palabras de los sabios son como aguijones, y como clavos bien clavados las de los maestros de colecciones, dadas por un Pastor.
Pero además de esto, hijo mÃo, estate prevenido: el hacer muchos libros no tiene fin, y demasiada dedicación a ellos es fatiga del cuerpo.
La conclusión, cuando todo se ha oÃdo, es ésta: teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque esto concierne a toda persona.
Porque Dios traerá toda obra a juicio, junto con todo lo oculto, sea bueno o sea malo.
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