Mis lágrimas han sido mi alimento de dÃa y de noche, mientras me dicen todo el dÃa: ¿Dónde está tu Dios?
Me acuerdo de estas cosas y derramo mi alma dentro de mÃ; de cómo iba yo con la multitud y la guiaba hasta la casa de Dios, con voz de alegrÃa y de acción de gracias, con la muchedumbre en fiesta.
Dios mÃo, mi alma está en mà deprimida; por eso me acuerdo de ti desde la tierra del Jordán, y desde las cumbres del Hermón, desde el monte Mizar.
Un abismo llama a otro abismo a la voz de tus cascadas; todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mÃ.