En el mes doce (es decir, el mes de Adar), el dÃa trece cuando estaban para ejecutarse el mandato y edicto del rey, el mismo dÃa que los enemigos de los judÃos esperaban obtener dominio sobre ellos, sucedió lo contrario, porque fueron los judÃos los que obtuvieron dominio sobre los que los odiaban.
Y todos los prÃncipes de las provincias, los sátrapas, los gobernadores y los que manejaban los negocios del rey ayudaron a los judÃos, porque el temor a Mardoqueo habÃa caÃdo sobre ellos,
pues Mardoqueo era grande en la casa del rey, y su fama se habÃa extendido por todas las provincias, porque Mardoqueo se hacÃa más y más grande.
Y los judÃos hirieron a todos sus enemigos a filo de espada, con matanza y destrucción; e hicieron lo que quisieron con los que los odiaban.
En la fortaleza de Susa los judÃos mataron y destruyeron a quinientos hombres,
Y los demás judÃos que se hallaban en las provincias del rey se reunieron para defender sus vidas y librarse de sus enemigos; y mataron a setenta y cinco mil de los que los odiaban, pero no echaron mano a los bienes.
Esto sucedió el dÃa trece del mes de Adar, y el dÃa catorce descansaron, y lo proclamaron dÃa de banquete y de regocijo.
Pero los judÃos que se hallaban en Susa se reunieron el trece y el catorce del mismo mes, y descansaron el dÃa quince y lo proclamaron dÃa de banquete y de regocijo.
Por eso los judÃos de las áreas rurales, que habitan en las ciudades abiertas, proclaman el dÃa catorce del mes de Adar dÃa festivo para regocijarse, hacer banquetes y enviarse porciones de comida unos a otros.
Entonces Mardoqueo escribió estos hechos, y envió cartas a todos los judÃos que se hallaban en todas las provincias del rey Asuero, tanto cercanas como lejanas,
ordenándoles que celebraran anualmente el dÃa catorce del mes de Adar, y el dÃa quince del mismo mes,
porque en esos dÃas los judÃos se libraron de sus enemigos, y fue para ellos un mes que se convirtió de tristeza en alegrÃa y de duelo en dÃa festivo. Los harÃan dÃas de banquete y de regocijo, para que se enviaran porciones de comida unos a otros e hicieran donativos a los pobres.
Asà los judÃos llevaron a cabo lo que habÃan comenzado a hacer, y lo que Mardoqueo les habÃa escrito.
Pues Amán, hijo de Hamedata, agagueo, enemigo de todos los judÃos, habÃa hecho planes contra los judÃos para destruirlos, y habÃa echado el Pur, es decir, la suerte, para su ruina y destrucción.
Por eso estos dÃas son llamados Purim, por el nombre Pur. Y a causa de las instrucciones en esta carta, tanto por lo que habÃan visto sobre este asunto y por lo que les habÃa acontecido,
los judÃos establecieron e hicieron una costumbre para ellos, para sus descendientes y para todos los que se aliaban con ellos, de que no dejarÃan de celebrar estos dos dÃas conforme a su ordenanza y conforme a su tiempo señalado cada año.
Asà estos dÃas serÃan recordados y celebrados por todas las generaciones, por cada familia, cada provincia y cada ciudad; para que estos dÃas de Purim no dejaran de celebrarse entre los judÃos, ni su memoria se extinguiera entre sus descendientes.
Entonces la reina Ester, hija de Abihail, y el judÃo Mardoqueo escribieron con toda autoridad para confirmar esta segunda carta acerca de Purim.
Y se enviaron cartas a todos los judÃos, a las ciento veintisiete provincias del reino de Asuero, palabras de paz y de verdad,
para establecer estos dÃas de Purim en sus tiempos señalados, tal como habÃan establecido para ellos el judÃo Mardoqueo y la reina Ester, según habÃan fijado para ellos y sus descendientes, con instrucciones para sus tiempos de ayuno y de lamentaciones.
El mandato de Ester estableció estas costumbres acerca de Purim, y esto fue escrito en el libro.