Y leyó en el libro frente a la plaza que estaba delante de la puerta de las Aguas, desde el amanecer hasta el mediodÃa, en presencia de hombres y mujeres y de los que podÃan entender; y los oÃdos de todo el pueblo estaban atentos al libro de la ley.
Los levitas calmaron a todo el pueblo diciendo: Callad, porque el dÃa es santo, no os entristezcáis.
Y todo el pueblo se fue a comer, a beber, a mandar porciones y a celebrar una gran fiesta, porque comprendieron las palabras que les habÃan enseñado.
Al segundo dÃa los jefes de casas paternas de todo el pueblo, los sacerdotes y los levitas se reunieron junto al escriba Esdras para entender las palabras de la ley.
El pueblo salió y las trajeron e hicieron tabernáculos para sÃ, cada uno en su terrado, en sus patios, en los patios de la casa de Dios, en la plaza de la puerta de las Aguas y en la plaza de la puerta de EfraÃn.
Y leyó Esdras del libro de la ley de Dios cada dÃa, desde el primer dÃa hasta el último dÃa. Celebraron la fiesta siete dÃas, y al octavo dÃa hubo una asamblea solemne según lo establecido.