Y aconteció que por la mañana, a la hora de ofrecer el sacrificio, he aquÃ, el agua vino por el camino de Edom, y la tierra se llenó de agua.
Y todos los moabitas oyeron que los reyes habÃan subido a pelear contra ellos. Y convocaron a todos, desde los que podÃan ceñir armadura para arriba, y se pusieron en la frontera.
Se levantaron muy de mañana, y cuando el sol brilló sobre el agua, los moabitas vieron el agua frente a ellos tan roja como la sangre.
Entonces dijeron: Esto es sangre; sin duda los reyes han peleado entre sÃ, y se han matado unos a otros. Ahora pues, ¡Moab, al despojo!
Destruyeron las ciudades, y cada uno arrojó su piedra en toda parcela de tierra buena, y las llenaron. Cegaron todas las fuentes de agua y talaron todos los árboles buenos, hasta dejar en Kir-hareset sólo sus piedras; no obstante, los honderos la rodearon y la destruyeron.