Paul, an apostle of Jesus Christ by the will of God, and Timothy our brother, unto the church of God which is at Corinth, with all the saints which are in all Achaia:
Cuando llegaron todos los ancianos de Israel, los sacerdotes alzaron el arca.
Subieron el arca del Señor, la tienda de reunión y todos los utensilios sagrados que estaban en la tienda; los sacerdotes y los levitas los subieron.
Entonces los sacerdotes trajeron el arca del pacto del Señor a su lugar, al santuario interior de la casa, al lugar santÃsimo, bajo las alas de los querubines.
Porque los querubines extendÃan las alas sobre el lugar del arca, y los querubines cubrÃan el arca y sus barras por encima.
Pero las barras eran tan largas que los extremos de las barras se podÃan ver desde el lugar santo, que estaba delante del santuario interior, mas no se podÃan ver desde afuera; y allà están hasta hoy.
Ahora el Señor ha cumplido la palabra que habÃa dicho, pues yo me he levantado en lugar de mi padre David y me he sentado en el trono de Israel, como el Señor prometió, y he edificado la casa al nombre del Señor, Dios de Israel.
Y he puesto allà un lugar para el arca, en la cual está el pacto del Señor que El hizo con nuestros padres cuando los trajo de la tierra de Egipto.
Entonces Salomón se puso delante del altar del Señor en presencia de toda la asamblea de Israel y extendió las manos al cielo.
Y dijo: Oh Señor, Dios de Israel, no hay Dios como tú ni arriba en los cielos ni abajo en la tierra, que guardas el pacto y muestras misericordia a tus siervos que andan delante de ti con todo su corazón,
que has cumplido con tu siervo David mi padre lo que le prometiste; ciertamente has hablado con tu boca y lo has cumplido con tu mano como sucede hoy.
Ahora pues, oh Señor, Dios de Israel, cumple con tu siervo David mi padre lo que le prometiste, diciendo: "No te faltará quien se siente en el trono de Israel, con tal que tus hijos guarden su camino para andar delante de mà como tú has andado delante de mÃ."
Ahora pues, oh Dios de Israel, te ruego que se cumpla tu palabra que hablaste a tu siervo, mi padre David.
Pero, ¿morará verdaderamente Dios sobre la tierra? He aquÃ, los cielos y los cielos de los cielos no te pueden contener, cuánto menos esta casa que yo he edificado.
No obstante, atiende a la oración de tu siervo y a su súplica, oh Señor Dios mÃo, para que oigas el clamor y la oración que tu siervo hace hoy delante de ti;
Y escucha la súplica de tu siervo y de tu pueblo Israel cuando oren hacia este lugar; escucha tú en el lugar de tu morada, en los cielos; escucha y perdona.
Si alguno peca contra su prójimo y se le exige juramento, y viene y jura delante de tu altar en esta casa,
escucha tú desde los cielos y obra y juzga a tus siervos, condenando al impÃo haciendo recaer su conducta sobre su cabeza, y justificando al justo dándole conforme a su justicia.
Cuando tu pueblo Israel sea derrotado delante de un enemigo por haber pecado contra ti, si se vuelven a ti y confiesan tu nombre, y oran y te hacen súplica en esta casa,
escucha tú desde los cielos y perdona el pecado de tu pueblo Israel, y hazlos volver a la tierra que diste a sus padres.
Si hay hambre en la tierra, si hay pestilencia, si hay tizón o añublo, langosta o saltamontes, si su enemigo los sitia en la tierra de sus ciudades, cualquier plaga, cualquier enfermedad que haya ,
toda oración o toda súplica que sea hecha por cualquier hombre o por todo tu pueblo Israel, conociendo cada cual la aflicción de su corazón, y extendiendo sus manos hacia esta casa,
escucha tú desde los cielos, el lugar de tu morada, y perdona, actúa y da a cada uno conforme a todos sus caminos, ya que conoces su corazón (porque sólo tú conoces el corazón de todos los hijos de los hombres),
para que te teman todos los dÃas que vivan sobre la faz de la tierra que diste a nuestros padres.
(porque oirán de tu gran nombre, de tu mano poderosa y de tu brazo extendido), y venga a orar a esta casa,
escucha tú desde los cielos, el lugar de tu morada, y haz conforme a todo lo que el extranjero te pida, para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre para que te teman, como te teme tu pueblo Israel, y para que sepan que tu nombre es invocado sobre esta casa que he edificado.
Cuando tu pueblo salga a la batalla contra su enemigo, por cualquier camino que tú los envÃes, y oren al Señor vueltos hacia la ciudad que tú has escogido y hacia la casa que he edificado a tu nombre,
escucha desde los cielos su oración y su súplica, y hazles justicia.
si recapacitan en la tierra adonde hayan sido llevados cautivos, y se arrepienten y te hacen súplica en la tierra de los que los llevaron cautivos, diciendo: "Hemos pecado y hemos cometido iniquidad, hemos obrado perversamente",
si se vuelven a ti con todo su corazón y con toda su alma en la tierra de sus enemigos que los llevaron cautivos, y oran a ti vueltos hacia la tierra que diste a sus padres, hacia la ciudad que has escogido, y hacia la casa que he edificado a tu nombre,
entonces escucha tú desde los cielos, el lugar de tu morada, su oración y su súplica y hazles justicia,
y perdona a tu pueblo que ha pecado contra ti, todas las transgresiones que hayan cometido contra ti, y hazlos objeto de compasión ante los que los llevaron cautivos, para que tengan compasión de ellos
(porque ellos son tu pueblo y tu heredad que sacaste de Egipto, de en medio del horno de hierro).
Y sucedió que cuando Salomón terminó de decir toda esta oración y súplica al Señor, se levantó de delante del altar del Señor, de estar de rodillas con sus manos extendidas hacia el cielo.
Y se puso de pie y bendijo a toda la asamblea de Israel en alta voz, diciendo:
para que incline nuestro corazón hacia El, para que andemos en todos sus caminos y para que guardemos sus mandamientos, sus estatutos y sus preceptos que ordenó a nuestros padres.
Aquel dÃa el rey consagró la parte central del atrio que estaba delante de la casa del Señor, pues allà ofreció el holocausto, la ofrenda de cereal y la grosura de las ofrendas de paz; porque el altar de bronce que estaba delante del Señorera demasiado pequeño para contener el holocausto, la ofrenda de cereal y la grosura de las ofrendas de paz.
Al octavo dÃa despidió al pueblo. Ellos bendijeron al rey, y se fueron a sus tiendas gozosos y alegres de corazón por todo el bien que el Señor habÃa mostrado a su siervo David y a su pueblo Israel.