Hiram, rey de Tiro, envió sus siervos a Salomón, cuando oyó que lo habÃan ungido rey en lugar de su padre, pues Hiram siempre habÃa sido amigo de David.
Entonces Salomón envió palabra a Hiram, diciendo:
Tú sabes que mi padre David no pudo edificar una casa al nombre del Señor su Dios a causa de las guerras en que se vio envuelto, hasta que el Señor puso a sus enemigos bajo las plantas de sus pies.
Mas ahora el Señor mi Dios me ha dado paz por todas partes; no hay adversario ni calamidad.
Y sucedió que cuando Hiram oyó las palabras de Salomón, se alegró mucho y dijo: Bendito sea hoy el Señor, que ha dado a David un hijo sabio sobre este pueblo tan numeroso.
Y Salomón daba a Hiram veinte mil coros de trigo como alimento para su casa, y veinte coros de aceite batido; esto daba Salomón a Hiram año tras año.
El Señor dio sabidurÃa a Salomón, tal como le habÃa prometido, y hubo paz entre Hiram y Salomón, y los dos hicieron un pacto.
El rey Salomón impuso una leva a todo Israel, y la leva fue de treinta mil hombres.
Y los envió al LÃbano, en relevos de diez mil cada mes; y se quedaban un mes en el LÃbano y dos meses en su casa. Y Adoniram estaba al frente de la leva.
Salomón tenÃa setenta mil hombres que llevaban las cargas, y ochenta mil canteros en las montañas,
además de los tres mil trescientos oficiales de Salomón que estaban al frente de la obra y que gobernaban la gente que hacÃa el trabajo.
Entonces el rey dio órdenes, y sacaron grandes piedras, piedras costosas, para echar los cimientos de la casa con piedras labradas.
Y los constructores de Salomón, los constructores de Hiram y los giblitas cortaron y prepararon las maderas y las piedras para edificar la casa.