Y Onán sabÃa que la descendencia no serÃa suya; y acontecÃa que cuando se llegaba a la mujer de su hermano, derramaba su semen en tierra para no dar descendencia a su hermano.
Entonces ella se quitó sus ropas de viuda y se cubrió con un velo, se envolvió bien y se sentó a la entrada de Enaim que está en el camino de Timnat; porque veÃa que Sela habÃa crecido, y ella aún no le habÃa sido dada por mujer.
Cuando la vio Judá, pensó que era una ramera, pues se habÃa cubierto el rostro.
Entonces ella se levantó y se fue; se quitó el velo y se puso sus ropas de viuda.
Cuando Judá envió el cabrito por medio de su amigo el adulamita, para recobrar la prenda de mano de la mujer, no la halló.
Y preguntó a los hombres del lugar, diciendo: ¿Dónde está la ramera que estaba en Enaim, junto al camino? Y ellos dijeron: Aquà no ha habido ninguna ramera.
Y sucedió que como a los tres meses, informaron a Judá, diciendo: Tu nuera Tamar ha fornicado, y he aquÃ, ha quedado encinta a causa de las fornicaciones. Entonces Judá dijo: Sacadla y que sea quemada.
Judá los reconoció, y dijo: Ella es más justa que yo, por cuanto yo no la di por mujer a mi hijo Sela. Y no volvió a tener más relaciones con ella.
Y sucedió que al tiempo de dar a luz, he aquÃ, habÃa mellizos en su seno.
Aconteció, además, que mientras daba a luz, uno de ellos sacó su mano, y la partera la tomó y le ató un hilo escarlata en la mano, diciendo: Este salió primero.