Y llegaba la palabra de Samuel a todo Israel. Y salió Israel para enfrentarse en batalla con los filisteos y acampó junto a Eben-ezer, mientras que los filisteos habÃan acampado en Afec.
Los filisteos se pusieron en orden de batalla para enfrentarse a Israel. Entablado el combate, Israel fue derrotado delante de los filisteos, quienes mataron como a cuatro mil hombres en el campo de batalla.
Y pelearon los filisteos, Israel fue derrotado y cada cual huyó a su tienda; la mortandad fue muy grande, pues de Israel cayeron treinta mil soldados de a pie.
El arca de Dios fue capturada, y murieron los dos hijos de ElÃ, Ofni y Finees.
Y un hombre de BenjamÃn corrió del campo de batalla, y llegó aquel mismo dÃa a Silo, con sus vestidos rotos y polvo sobre su cabeza.
Cuando llegó, he aquà que Elà estaba sentado en su asiento junto al camino esperando ansiosamente, porque su corazón temblaba por causa del arca de Dios. Asà pues, el hombre fue a anunciarlo en la ciudad, y toda la ciudad prorrumpió en gritos.
Y sucedió que cuando mencionó el arca de Dios, Elà cayó de su asiento hacia atrás, junto a la puerta, se rompió la nuca y murió, pues era entrado en años y pesaba mucho. HabÃa juzgado a Israel cuarenta años.
Y su nuera, la mujer de Finees, estaba encinta y a punto de dar a luz, y al oÃr la noticia que el arca de Dios habÃa sido tomada y que su suegro y su marido habÃan muerto, se arrodilló y dio a luz, porque le sobrevinieron los dolores.
Al tiempo que morÃa, las mujeres que estaban junto a ella le dijeron: No temas, porque has dado a luz un hijo. Pero ella no respondió ni prestó atención.
Y llamó al niño Icabod, diciendo: ¡Se ha ido la gloria de Israel!, por haber sido tomada el arca de Dios, y por la muerte de su suegro y de su marido.
Y dijo: Se ha ido la gloria de Israel, porque el arca de Dios ha sido tomada.