Y aconteció que cuando David y sus hombres llegaron a Siclag al tercer dÃa, los amalecitas habÃan hecho una incursión en el Neguev y contra Siclag, y habÃan asolado a Siclag y la habÃan incendiado;
y se llevaron cautivas las mujeres y a todos los que estaban en ella, grandes y pequeños, sin dar muerte a nadie; se los llevaron y siguieron su camino.
Cuando llegaron David y sus hombres a la ciudad, he aquà que habÃa sido quemada, y que sus mujeres, sus hijos y sus hijas habÃan sido llevados cautivos.
Las dos mujeres de David, Ahinoam jezreelita y Abigail, la viuda de Nabal, el de Carmel, habÃan sido llevadas cautivas.
Y David estaba muy angustiado porque la gente hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba amargado, cada uno a causa de sus hijos y de sus hijas. Mas David se fortaleció en el Señor su Dios.
Entonces dijo David al sacerdote Abiatar, hijo de Ahimelec: Te ruego que me traigas el efod. Y Abiatar llevó el efod a David.
Cuando lo llevó, he aquà que estaban desparramados sobre toda aquella tierra, comiendo, bebiendo y bailando por el gran botÃn que habÃan tomado de la tierra de los filisteos y de la tierra de Judá.
Y los hirió David desde el anochecer hasta el atardecer del dÃa siguiente, ninguno de ellos escapó, excepto cuatrocientos jóvenes que montaron en camellos y huyeron.
Nada de lo que era de ellos les faltó, pequeño o grande, hijos o hijas, botÃn o cualquier cosa que habÃan tomado para sÃ; David lo recuperó todo.
Entonces todos los hombres malvados e indignos de entre los que habÃan ido con David respondieron, y dijeron: Porque no fueron con nosotros, no les daremos nada del botÃn que hemos recuperado, sino a cada hombre su mujer y sus hijos, para que se los lleven y se vayan.
Cuando llegó David a Siclag, mandó parte del botÃn a los ancianos de Judá, sus amigos, diciendo: He aquà un presente para vosotros del botÃn de los enemigos del Señor.
Y lo envió a los de Betel, a los de Ramot del Neguev, a los de Jatir,
a los de Aroer, a los de Sifmot, a los de Estemoa,
a los de Racal, a los de las ciudades de Jerameel, a los de las ciudades del ceneo,
a los de Horma, a los de Corasán, a los de Atac,
a los de Hebrón y a todos los lugares por donde David y sus hombres habÃan andado.