Pues ya que la ley sólo tiene la sombra de los bienes futuros y no la forma misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que ellos ofrecen continuamente año tras año, hacer perfectos a los que se acercan.
De otra manera, ¿no habrÃan cesado de ofrecerse, ya que los adoradores, una vez purificados, no tendrÃan ya más conciencia de pecado?
Pero en esos sacrificios hay un recordatorio de pecados año tras año.
Porque es imposible que la sangre de toros y de machos cabrÃos quite los pecados.
Por lo cual, al entrar El en el mundo, dice: Sacrificio y ofrenda no has querido, pero un cuerpo has preparado para mi;
en holocaustos ysacrificiospor el pecado no te has complacido.
Entonces dije: "He aqui, yo he venido (en el rollo del libro esta escrito de mi) para hacer, oh Dios, tu voluntad."
Habiendo dicho arriba: Sacrificios y ofrendasy holocaustos, ysacrificiospor el pecado no has querido, nien elloste has complacido (los cuales se ofrecen según la ley),
entonces dijo: He aqui, yo he venido para hacer tu voluntad. El quita lo primero para establecer lo segundo.
Por esta voluntad hemos sido santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo ofrecida de una vez para siempre.
Y ciertamente todo sacerdote está de pie, dÃa tras dÃa, ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados;
pero El, habiendo ofrecido un solo sacrificio por los pecados para siempre, se sentoa la diestra de Dios,
esperando de ahà en adelante hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies.
Porque por una ofrenda El ha hecho perfectos para siempre a los que son santificados.
¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que ha hollado bajo sus pies al Hijo de Dios, y ha tenido por inmunda la sangre del pacto por la cual fue santificado, y ha ultrajado al EspÃritu de gracia?
Pues conocemos al que dijo: Mia es la venganza, yo pagare. Y otra vez: El Señor juzgara a su pueblo.
¡Horrenda cosa es caer en las manos del Dios vivo!