Vuestros ojos han visto lo que hizo el Señor en el caso de Baal-peor, pues a todo hombre que siguió a Baal-peor, el Señor tu Dios lo destruyó de en medio de ti.
Mas vosotros, que permanecisteis fieles al Señor vuestro Dios, todos estáis vivos hoy.
Mirad, yo os he enseñado estatutos y decretos tal como el Señor mi Dios me ordenó, para que los cumpláis en medio de la tierra en que vais a entrar para poseerla.
Asà que guardadlos y ponedlos por obra, porque esta será vuestra sabidurÃa y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos que al escuchar todos estos estatutos, dirán: "Ciertamente esta gran nación es un pueblo sabio e inteligente."
Por tanto, cuÃdate y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, y no se aparten de tu corazón todos los dÃas de tu vida; sino que las hagas saber a tus hijos y a tus nietos.
Recuerda el dÃa que estuviste delante del Señor tu Dios en Horeb, cuando el Señor me dijo: "Reúneme el pueblo para que yo les haga oÃr mis palabras, a fin de que aprendan a temerme todos los dÃas que vivan sobre la tierra y las enseñen a sus hijos."
Os acercasteis, pues, y permanecisteis al pie del monte, y el monte ardÃa en fuego hasta el mismo cielo: oscuridad, nube y densas tinieblas.
Entonces el Señor os habló de en medio del fuego; oÃsteis su voz, sólo la voz, pero no visteis figura alguna.
Y El os declaró su pacto, el cual os mandó poner por obra: esto es, los diez mandamientos, y los escribió en dos tablas de piedra.
Pero a vosotros el Señor os ha tomado y os ha sacado del horno de hierro, de Egipto, para que fuerais pueblo de su heredad como lo sois ahora.
Y el Señor se enojó conmigo a causa de vosotros, y juró que yo no pasarÃa el Jordán, ni entrarÃa en la buena tierra que el Señor tu Dios te da por heredad.
Porque el Señor tu Dios es fuego consumidor, un Dios celoso.
Cuando hayáis engendrado hijos y nietos, y hayáis permanecido largo tiempo en la tierra, y os corrompáis y hagáis un Ãdolo en forma de cualquier cosa, y hagáis lo que es malo ante los ojos del Señor vuestro Dios para provocarle a ira,
¿Ha oÃdo pueblo alguno la voz de Dios, hablando de en medio del fuego, como tú la has oÃdo, y ha sobrevivido?
¿O ha intentado dios alguno tomar para sà una nación de en medio de otra nación, con pruebas, con señales y maravillas, con guerra y mano fuerte y con brazo extendido y hechos aterradores, como el Señor tu Dios hizo por ti en Egipto delante de tus ojos?
A ti te fue mostrado, para que supieras que el Señor, El es Dios; ningún otro hay fuera de El.
Desde los cielos te hizo oÃr su voz para disciplinarte; y sobre la tierra te hizo ver su gran fuego, y oÃste sus palabras de en medio del fuego.
Y tomaron posesión de su tierra y de la tierra de Og, rey de Basán, los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán hacia el oriente,
desde Aroer, que está a la orilla del valle del Arnón, hasta el monte Sion, es decir, Hermón,
con todo el Arabá al otro lado del Jordán, al oriente, hasta el mar del Arabá, al pie de las laderas del Pisga.