Pero ni aun Tito, que estaba conmigo, fue obligado a circuncidarse, aunque era griego.
Y esto fue por causa de los falsos hermanos introducidos secretamente, que se habÃan infiltrado para espiar la libertad que tenemos en Cristo Jesús, a fin de someternos a esclavitud,
a los cuales ni por un momento cedimos, para no someternos, a fin de que la verdad del evangelio permanezca con vosotros.
Y de aquellos que tenÃan reputación de ser algo (lo que eran, nada me importa; Dios no hace acepción de personas), pues bien, los que tenÃan reputación, nada me enseñaron.
Sino al contrario, al ver que se me habÃa encomendado el evangelio a los de la incircuncisión, asà como Pedro lo habÃa sido a los de la circuncisión
Porque si yo reedifico lo que en otro tiempo destruÃ, yo mismo resulto transgresor.
Pues mediante la ley yo morà a la ley, a fin de vivir para Dios.
Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mÃ; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sà mismo por mÃ.
No hago nula la gracia de Dios, porque si la justicia viene por medio de la ley, entonces Cristo murió en vano.