Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y Sóstenes, nuestro hermano,
a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los que han sido santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos, con todos los que en cualquier parte invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro:
Gracia a vosotros y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Siempre doy gracias a mi Dios por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús,
porque en todo fuisteis enriquecidos en El, en toda palabra y en todo conocimiento,
asà como el testimonio acerca de Cristo fue confirmado en vosotros;
de manera que nada os falta en ningún don, esperando ansiosamente la revelación de nuestro Señor Jesucristo;
Pues Cristo no me envió a bautizar, sino a predicar el evangelio, no con palabras elocuentes, para que no se haga vana la cruz de Cristo.
Porque la palabra de la cruz es necedad para los que se pierden, pero para nosotros los salvos es poder de Dios.
Porque está escrito: Destruire la sabiduria de los sabios, y el entendimiento de los inteligentes desechare.
¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el escriba? ¿Dónde el polemista de este siglo? ¿No ha hecho Dios que la sabidurÃa de este mundo sea necedad?
Porque ya que en la sabidurÃa de Dios el mundo no conoció a Dios por medio de su propia sabidurÃa, agradó a Dios, mediante la necedad de la predicación, salvar a los que creen.
Porque en verdad los judÃos piden señales y los griegos buscan sabidurÃa;
pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, piedra de tropiezo para los judÃos, y necedad para los gentiles;
mas para los llamados, tanto judÃos como griegos, Cristo es poder de Dios y sabidurÃa de Dios.
Porque la necedad de Dios es más sabia que los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que los hombres.
Pues considerad, hermanos, vuestro llamamiento; no hubo muchos sabios conforme a la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles;
y lo vil y despreciado del mundo ha escogido Dios; lo que no es, para anular lo que es;
para que nadie se jacte delante de Dios.
Mas por obra suya estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual se hizo para nosotros sabidurÃa de Dios, y justificación, y santificación, y redención,
para que, tal como está escrito: El que se gloria, que se glorie en el Señor.