Y vino un gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que supieron estas cosas.
Por mano de los apóstoles se realizaban muchas señales y prodigios entre el pueblo; y estaban todos unánimes en el pórtico de Salomón.
Pero ninguno de los demás se atrevÃa a juntarse con ellos; sin embargo, el pueblo los tenÃa en gran estima.
Y más y más creyentes en el Señor, multitud de hombres y de mujeres, se añadÃan constantemente al número de ellos ,
a tal punto que aun sacaban los enfermos a las calles y los tendÃan en lechos y camillas, para que al pasar Pedro, siquiera su sombra cayera sobre alguno de ellos.
Cuando ellos oyeron esto, se sintieron profundamente ofendidos y querÃan matarlos.
Pero cierto fariseo llamado Gamaliel, maestro de la ley, respetado por todo el pueblo, se levantó en el concilio y ordenó que sacaran fuera a los hombres por un momento.
Y les dijo: Varones de Israel, tened cuidado de lo que vais a hacer con estos hombres.
Por tanto, en este caso os digo: no tengáis nada que ver con estos hombres y dejadlos en paz, porque si este plan o acción es de los hombres, perecerá;