Y una vez que ellos estaban a salvo, nos enteramos de que la isla se llamaba Malta.
Y los habitantes nos mostraron toda clase de atenciones, porque a causa de la lluvia que caÃa y del frÃo, encendieron una hoguera y nos acogieron a todos.
Pero cuando Pablo recogió una brazada de leña y la echó al fuego, una vÃbora salió huyendo del calor y se le prendió en la mano.
Y los habitantes, al ver el animal colgando de su mano, decÃan entre sÃ: Sin duda que este hombre es un asesino, pues aunque fue salvado del mar, Justicia no le ha concedido vivir.
Pablo, sin embargo, sacudiendo la mano, arrojó el animal al fuego y no sufrió ningún daño.
Y cerca de allà habÃa unas tierras que pertenecÃan al hombre principal de la isla, que se llamaba Publio, el cual nos recibió y nos hospedó con toda amabilidad por tres dÃas.
Cuando llegamos a Siracusa, nos quedamos allà por tres dÃas.
Y zarpando de allÃ, seguimos la costa hasta llegar a Regio. Y al dÃa siguiente se levantó un viento del sur, y en dos dÃas llegamos a Puteoli.
Allà encontramos algunos hermanos, que nos invitaron a permanecer con ellos por siete dÃas. Y asà llegamos a Roma.
Cuando los hermanos tuvieron noticia de nuestra llegada, vinieron desde allá a recibirnos hasta el Foro de Apio y Las Tres Tabernas; y cuando Pablo los vio, dio gracias a Dios y cobró ánimo.
Cuando entramos en Roma, el centurión entregó los presos al prefecto militar, pero a Pablo se le permitió vivir aparte, con el soldado que lo custodiaba.
Por tanto, por esta razón he pedido veros y hablaros, porque por causa de la esperanza de Israel llevo esta cadena.
Y ellos le dijeron: Nosotros ni hemos recibido cartas de Judea sobre ti, ni ha venido aquà ninguno de los hermanos que haya informado o hablado algo malo acerca de ti.
Pero deseamos oÃr de ti lo que enseñas, porque lo que sabemos de esta secta es que en todas partes se habla contra ella.
diciendo: Ve a este pueblo y di: "Al oir oireis, y no entendereis; y viendo vereis, y no percibireis;
porque el corazon de este pueblo se ha vuelto insensible, y con dificultad oyen con sus oidos; y sus ojos han cerrado; no sea que vean con los ojos, y oigan con los oidos, y entiendan con el corazon, y se conviertan, y yo los sane."
Sabed, por tanto, que esta salvación de Dios ha sido enviada a los gentiles. Ellos sà oirán.
Y cuando hubo dicho esto, los judÃos se fueron, teniendo gran discusión entre sÃ.
Y Pablo se quedó por dos años enteros en la habitación que alquilaba, y recibÃa a todos los que iban a verlo,
predicando el reino de Dios, y enseñando todo lo concerniente al Señor Jesucristo con toda libertad, sin estorbo.