BibleAll
Home
Bible
Parallel Reading
About
Contact
Login
Verse of the Day
Bless the LORD, O my soul, and forget not all his benefits:
Psalm: 103:2
King James Versions
Tamil Bible
Alkitab Bible
American Standard Version
Bible Latinoamericana Spanish
Biblia Ave Maria
Biblia Cornilescu Română
Biblia Cristiana en Espaคol
Bà¸blia da Mulher Catขlica
Elberfelder Bible
Hebrew Bible (Tanakh)
Hindi Bible
Holy Bible in Arabic
Holy Bible KJV Apocrypha
Italian Riveduta Bible
La Bible Palore Vivante
La Bible Darby Francis
La Biblia Moderna en Espaคol
La Biblia NTV en Espaคol
Magandang Balita Biblia libre
Malayalam Bible
Marathi Bible
Tagalog Bible
Telugu Bible
The Holy Bible in Spanish
The Holy Bible RSV
The Vietnamese Bible
Urdu Bible
Zulu Bible Offline
БиблиÑ. Синодальный перевод
Punjabi Bible
Korean Bible
Select Book Name
Génesis
Éxodo
LevÃtico
Números
Deuteronomio
Josué
Rut
1 Samuel
2 Samuel
1 Reyes
2 Reyes
1 Crónicas
2 Crónicas
Esdras
NehemÃas
Ester
Job
Salmos
Proverbios
Eclesiastés
Cantares
IsaÃas
JeremÃas
Lamentaciones
Ezequiel
Daniel
Oseas
Joel
Amós
AbdÃas
Jonás
Miqueas
Nahúm
Habacuc
SofonÃas
Hageo
ZacarÃas
MalaquÃas
Mateo
Marcos
Lucas
Juan
Hechos
Romanos
1 Corintios
2 Corintios
Gálatas
Efesios
Filipenses
Colosenses
1 Tesalonicenses
2 Tesalonicenses
1 Timoteo
2 Timoteo
Tito
Filemón
Hebreos
Santiago
1 Pedro
2 Pedro
1 Juan
2 Juan
3 Juan
Judas
Apocalipsis
Chapter
Verse
Go
Prev
The Holy Bible in Spanish
Next
Juan : 8
Track Name
00:00
00:00
Chapters
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
Pero Jesús se fue al Monte de los Olivos.
Y al amanecer, vino otra vez al templo, y todo el pueblo venÃa a El; y sentándose, les enseñaba.
Los escribas y los fariseos trajeron a una mujer sorprendida en adulterio, y poniéndola en medio,
le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo del adulterio.
Y en la ley, Moisés nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres; ¿tú, pues, qué dices?
DecÃan esto, probándole, para tener de qué acusarle. Pero Jesús se inclinó y con el dedo escribÃa en la tierra.
Pero como insistÃan en preguntarle, Jesús se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado, sea el primero en tirarle una piedra.
E inclinándose de nuevo, escribÃa en la tierra.
Pero al oÃr ellos esto, se fueron retirando uno a uno comenzando por los de mayor edad, y dejaron solo a Jesús y a la mujer que estaba en medio.
Enderezándose Jesús, le dijo: Mujer, ¿dónde están ellos? ¿Ninguno te ha condenado?
Y ella respondió: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Yo tampoco te condeno. Vete; desde ahora no peques más.
Jesús les habló otra vez, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
Entonces los fariseos le dijeron: Tú das testimonio de ti mismo; tu testimonio no es verdadero.
Respondió Jesús y les dijo: Aunque yo doy testimonio de mà mismo, mi testimonio es verdadero, porque yo sé de dónde he venido y adónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo ni adónde voy.
Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie.
Pero si yo juzgo, mi juicio es verdadero; porque no soy yo solo, sino yo y el Padre que me envió.
Aun en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero.
Yo soy el que doy testimonio de mà mismo, y el Padre que me envió da testimonio de mÃ.
Entonces le decÃan: ¿Dónde está tu Padre? Jesús respondió: No me conocéis a mà ni a mi Padre. Si me conocierais a mÃ, conocerÃais también a mi Padre.
Estas palabras las pronunció en el lugar del tesoro, cuando enseñaba en el templo; y nadie le prendió, porque todavÃa no habÃa llegado su hora.
Entonces les dijo de nuevo: Yo me voy, y me buscaréis, y moriréis en vuestro pecado; adonde yo voy, vosotros no podéis ir.
Por eso los judÃos decÃan: ¿Acaso se va a suicidar, puesto que dice: "Adonde yo voy, vosotros no podéis ir"?
Y Jesús les decÃa: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo.
Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, moriréis en vuestros pecados.
Entonces le decÃan: ¿Tú quién eres? Jesús les dijo: ¿Qué os he estado diciendo desde el principio?
Tengo mucho que decir y juzgar de vosotros, pero el que me envió es veraz; y yo, las cosas que oà de El, éstas digo al mundo.
No comprendieron que les hablaba del Padre.
Por eso Jesús dijo: Cuando levantéis al Hijo del Hombre, entonces sabréis que yo soy y que no hago nada por mi cuenta, sino que hablo estas cosas como el Padre me enseñó.
Y El que me envió está conmigo; no me ha dejado solo, porque yo siempre hago lo que le agrada.
Al hablar estas cosas, muchos creyeron en El.
Entonces Jesús decÃa a los judÃos que habÃan creÃdo en El: Si vosotros permanecéis en mi palabra, verdaderamente sois mis discÃpulos;
y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
Ellos le contestaron: Somos descendientes de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: "Seréis libres"?
Jesús les respondió: En verdad, en verdad os digo que todo el que comete pecado es esclavo del pecado;
y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sà permanece para siempre.
Asà que, si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres.
Sé que sois descendientes de Abraham; y sin embargo, procuráis matarme porque mi palabra no tiene cabida en vosotros.
Yo hablo lo que he visto con mi Padre; vosotros, entonces, hacéis también lo que oÃsteis de vuestro padre.
Ellos le contestaron, y le dijeron: Abraham es nuestro padre. Jesús les dijo: Si sois hijos de Abraham, haced las obras de Abraham.
Pero ahora procuráis matarme, a mà que os he dicho la verdad que oà de Dios. Esto no lo hizo Abraham.
Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Ellos le dijeron: Nosotros no nacimos de fornicación; tenemos un Padre, es decir, Dios.
Jesús les dijo: Si Dios fuera vuestro Padre, me amarÃais, porque yo salà de Dios y vine de El , pues no he venido por mi propia iniciativa, sino que El me envió.
¿Por qué no entendéis lo que digo? Porque no podéis oÃr mi palabra.
Sois de vuestro padre el diablo y queréis hacer los deseos de vuestro padre. El fue un homicida desde el principio, y no se ha mantenido en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, habla de su propia naturaleza, porque es mentiroso y el padre de la mentira.
Pero porque yo digo la verdad, no me creéis.
¿Quién de vosotros me prueba que tengo pecado? Y si digo verdad, ¿por qué vosotros no me creéis?
El que es de Dios escucha las palabras de Dios; por eso vosotros no escucháis, porque no sois de Dios.
Contestaron los judÃos, y le dijeron: ¿No decimos con razón que tú eres samaritano y que tienes un demonio?
Jesús respondió: Yo no tengo ningún demonio, sino que honro a mi Padre, y vosotros me deshonráis a mÃ.
Pero yo no busco mi gloria; hay Uno que la busca, y juzga.
En verdad, en verdad os digo que si alguno guarda mi palabra, no verá jamás la muerte.
Los judÃos le dijeron: Ahora sà sabemos que tienes un demonio. Abraham murió, y también los profetas, y tú dices: "Si alguno guarda mi palabra no probará jamás la muerte."
¿Eres tú acaso mayor que nuestro padre Abraham que murió? Los profetas también murieron; ¿quién crees que eres?
Jesús respondió: Si yo mismo me glorifico, mi gloria no es nada; es mi Padre el que me glorifica, de quien vosotros decÃs: "El es nuestro Dios."
Y vosotros no le habéis conocido, pero yo le conozco; y si digo que no le conozco seré un mentiroso como vosotros; pero sà le conozco y guardo su palabra.
Vuestro padre Abraham se regocijó esperando ver mi dÃa; y lo vio y se alegró.
Por esto los judÃos le dijeron: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?
Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: antes que Abraham naciera, yo soy.
Entonces tomaron piedras para tirárselas, pero Jesús se ocultó y salió del templo.
×
×
Save
Close