Los fariseos oyeron a la multitud murmurando estas cosas acerca de El, y los principales sacerdotes y los fariseos enviaron alguaciles para que le prendieran.
Y en el último dÃa, el gran dÃa de la fiesta, Jesús puesto en pie, exclamó en alta voz, diciendo: Si alguno tiene sed, que venga a mà y beba.
El que cree en mÃ, como ha dicho la Escritura: "De lo más profundo de su ser brotarán rÃos de agua viva."
Pero El decÃa esto del EspÃritu, que los que habÃan creÃdo en El habÃan de recibir; porque el EspÃritu no habÃa sido dado todavÃa, pues Jesús aún no habÃa sido glorificado.
Entonces algunos de la multitud, cuando oyeron estas palabras, decÃan: Verdaderamente este es el Profeta.
Otros decÃan: Este es el Cristo. Pero otros decÃan: ¿Acaso el Cristo ha de venir de Galilea?