Likewise the Spirit also helpeth our infirmities: for we know not what we should pray for as we ought: but the Spirit itself maketh intercession for us with groanings which cannot be uttered.
Entonces aquel discÃpulo a quien Jesús amaba, dijo a Pedro: ¡Es el Señor! Oyendo, pues, Simón Pedro que era el Señor, se ciñó la ropa (porque se la habÃa quitado para poder trabajar), y se echó al mar.
Pero los otros discÃpulos vinieron en la barca, porque no estaban lejos de tierra, sino a unos cien metros, arrastrando la red llena de peces.
Entonces, cuando bajaron a tierra, vieron brasas ya puestas y un pescado colocado sobre ellas, y pan.
Simón Pedro subió a la barca, y sacó la red a tierra, llena de peces grandes, ciento cincuenta y tres; y aunque habÃa tantos, la red no se rompió.
Y volvió a decirle por segunda vez: Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Pedro le dijo: SÃ, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: Pastorea mis ovejas.
Le dijo por tercera vez: Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? Pedro se entristeció porque la tercera vez le dijo: ¿Me quieres? Y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.
En verdad, en verdad te digo: cuando eras más joven te vestÃas y andabas por donde querÃas; pero cuando seas viejo extenderás las manos y otro te vestirá, y te llevará adonde no quieras.
Esto dijo, dando a entender la clase de muerte con que Pedro glorificarÃa a Dios. Y habiendo dicho esto, le dijo: SÃgueme.