Y se reunieron muchos, tanto que ya no habÃa lugar ni aun a la puerta; y El les exponÃa la palabra.
Entonces vinieron a traerle un paralÃtico llevado entre cuatro.
Y como no pudieron acercarse a El a causa de la multitud, levantaron el techo encima de donde El estaba; y cuando habÃan hecho una abertura, bajaron la camilla en que yacÃa el paralÃtico.
Viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralÃtico: Hijo, tus pecados te son perdonados.
Pero estaban allà sentados algunos de los escribas, los cuales pensaban en sus corazones:
Y El salió de nuevo a la orilla del mar, y toda la multitud venÃa a El, y les enseñaba.
Y al pasar, vio a LevÃ, hijo de Alfeo, sentado en la oficina de los tributos, y le dijo: SÃgueme. Y levantándose, le siguió.
Y sucedió que estando Jesús sentado a la mesa en casa de LevÃ, muchos recaudadores de impuestos y pecadores estaban comiendo con Jesús y sus discÃpulos; porque habÃa muchos de ellos que le seguÃan.
Y Jesús les dijo: ¿Acaso pueden ayunar los acompañantes del novio mientras el novio está con ellos? Mientras tienen al novio con ellos, no pueden ayunar.
Pero vendrán dÃas cuando el novio les será quitado, y entonces ayunarán en aquel dÃa.