diciendo: "Estos últimos han trabajado sólo una hora, pero los has hecho iguales a nosotros que hemos soportado el peso y el calor abrasador del dÃa."
No ha de ser asà entre vosotros, sino que el que quiera entre vosotros llegar a ser grande, será vuestro servidor,
y el que quiera entre vosotros ser el primero, será vuestro siervo;
asà como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.
Al salir de Jericó, le siguió una gran multitud.
Y he aquÃ, dos ciegos que estaban sentados junto al camino, al oÃr que Jesús pasaba, gritaron, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!
Y la gente los reprendÃa para que se callaran, pero ellos gritaban más aún, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!