Mientras estaba aún hablando, he aquÃ, una nube luminosa los cubrió; y una voz salió de la nube, diciendo: Este es mi Hijo amado en quien me he complacido; a El oÃd.
Cuando los discÃpulos oyeron esto, cayeron sobre sus rostros y tuvieron gran temor.
Entonces se les acercó Jesús, y tocándolos, dijo: Levantaos y no temáis.
Y cuando alzaron sus ojos no vieron a nadie, sino a Jesús solo.
Y cuando respondió: De los extraños, Jesús le dijo: Entonces los hijos están exentos.
Sin embargo, para que no los escandalicemos, ve al mar, echa el anzuelo, y toma el primer pez que salga; y cuando le abras la boca hallarás un estáter; tómalo y dáselo por ti y por mÃ.