Paul, an apostle of Jesus Christ by the will of God, and Timothy our brother, unto the church of God which is at Corinth, with all the saints which are in all Achaia:
hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho lo malo, nos hemos rebelado y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas.
No hemos escuchado a tus siervos los profetas que hablaron en tu nombre a nuestros reyes, a nuestros prÃncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de la tierra.
Oh Señor, nuestra es la vergüenza del rostro, y de nuestros reyes, de nuestros prÃncipes y de nuestros padres, porque hemos pecado contra ti.
Al Señor nuestro Dios pertenece la compasión y el perdón, porque nos hemos rebelado contra El,
y no hemos obedecido la voz del Señor nuestro Dios para andar en sus enseñanzas, que El puso delante de nosotros por medio de sus siervos los profetas.
Por tanto, el Señor ha estado guardando esta calamidad y la ha traÃdo sobre nosotros; porque el Señor nuestro Dios es justo en todas las obras que ha hecho, pero nosotros no hemos obedecido su voz.
Y ahora, Señor Dios nuestro, que sacaste a tu pueblo de la tierra de Egipto con mano poderosa, y te has hecho un nombre, como hoy se ve , hemos pecado, hemos sido malos.
Y ahora, Dios nuestro, escucha la oración de tu siervo y sus súplicas, y haz resplandecer tu rostro sobre tu santuario desolado, por amor de ti mismo, oh Señor.
¡Oh Señor, escucha! ¡Señor, perdona! ¡Señor, atiende y actúa! ¡No tardes, por amor de ti mismo, Dios mÃo! Porque tu nombre se invoca sobre tu ciudad y sobre tu pueblo.
Aún estaba yo hablando, orando y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y presentando mi súplica delante del Señor mi Dios por el santo monte de mi Dios,
todavÃa estaba yo hablando en oración, cuando Gabriel, el hombre a quien habÃa visto en la visión al principio, se me acercó, estando yo muy cansado, como a la hora de la ofrenda de la tarde.
Me instruyó, habló conmigo y dijo: Daniel, he salido ahora para darte sabidurÃa y entendimiento.
Al principio de tus súplicas se dio la orden, y he venido para explicártela , porque eres muy estimado; pon atención a la orden y entiende la visión.
Setenta semanas han sido decretadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para poner fin a la transgresión, para terminar con el pecado, para expiar la iniquidad, para traer justicia eterna, para sellar la visión y la profecÃa, y para ungir el lugar santÃsimo.