Se levantará entonces un rey poderoso que gobernará con gran autoridad y hará lo que le plazca.
Pero cuando se haya levantado, su reino será fragmentado y repartido hacia los cuatro vientos del cielo, no a sus descendientes, ni según el poder que ejerció, pues su reino será arrancado y dado a otros fuera de ellos.
En su lugar se levantará un hombre despreciable, a quien no se le han otorgado los honores de la realeza. Vendrá cuando haya tranquilidad y se apoderará del reino con intrigas.
En un tiempo de tranquilidad entrará en los lugares más ricos de la provincia, y logrará lo que nunca lograron sus padres, ni los padres de sus padres; repartirá entre ellos despojos, botÃn y riquezas, y contra las fortalezas urdirá sus intrigas, pero sólo por un tiempo.
Y de su parte se levantarán tropas, profanarán el santuario-fortaleza, abolirán el sacrificio perpetuo y establecerán la abominación de la desolación.
Con halagos hará apostatar a los que obran inicuamente hacia el pacto, mas el pueblo que conoce a su Dios se mostrará fuerte y actuará.
Y los entendidos entre el pueblo instruirán a muchos; sin embargo, durante muchos dÃas caerán a espada y a fuego, en cautiverio y despojo.
Cuando caigan, recibirán poca ayuda, y muchos se unirán a ellos hipócritamente.
En su lugar honrará al dios de las fortalezas, un dios a quien sus padres no conocieron; lo honrará con oro y plata, piedras preciosas y cosas de gran valor.
Y actuará contra la más fuerte de las fortalezas con la ayuda de un dios extranjero; a los que le reconozcan colmará de honores, los hará gobernar sobre muchos y repartirá la tierra por un precio.