Entonces gritó a mis oÃdos con gran voz, diciendo: Acercaos, verdugos de la ciudad, cada uno con su arma destructora en la mano.
Y he aquÃ, seis hombres venÃan por el camino de la puerta superior que mira al norte, cada uno con su arma destructora en la mano; y entre ellos habÃa un hombre vestido de lino con una cartera de escribano a la cintura. Y entraron y se pusieron junto al altar de bronce.
Entonces la gloria del Dios de Israel subió del querubÃn sobre el cual habÃa estado, hacia el umbral del templo. Y llamó al hombre vestido de lino que tenÃa la cartera de escribano a la cintura;
Entonces me dijo: La iniquidad de la casa de Israel y de Judá es grande en extremo, la tierra está llena de sangre, y la ciudad está llena de perversión; porque dicen: "El Señor ha abandonado la tierra, el Señor nada ve."