Y sucedió en el año sexto, en el dÃa cinco del sexto mes, que estando yo sentado en mi casa y los ancianos de Judá sentados ante mÃ, bajó allà sobre mà la mano del Señor Dios.
Y de pie frente a ellos, estaban setenta hombres de los ancianos de la casa de Israel, y JaazanÃas, hijo de Safán, de pie entre ellos, cada uno con su incensario en la mano; y el aroma de la nube de incienso subÃa.
Me dijo entonces: Hijo de hombre, ¿has visto lo que hacen en la oscuridad los ancianos de la casa de Israel, cada uno en su cámara de imágenes grabadas? Porque ellos dicen: "El Señor no nos ve; el Señor ha abandonado la tierra."
Y me dijo: Aún verás que cometen mayores abominaciones.
Entonces me llevó a la entrada de la puerta de la casa del Señor que está al norte; y he aquÃ, habÃa allà mujeres sentadas llorando a Tamuz.
Entonces me llevó al atrio interior de la casa del Señor. Y he aquÃ, a la entrada del templo del Señor, entre el pórtico y el altar, habÃa unos veinticinco hombres de espaldas al templo del Señor y de cara al oriente, y se postraban hacia el oriente, hacia el sol.
Y El me dijo: ¿Has visto, hijo de hombre? ¿Le parece poco a la casa de Judá cometer las abominaciones que aquà han cometido, que han llenado la tierra de violencia y me han provocado repetidas veces? Porque he aquÃ, se llevan el ramo a la nariz.