Entonces la palabra del Señor vino a mÃ, diciendo:
No tomes para ti mujer ni tengas hijos ni hijas en este lugar.
Porque asà dice el Señor acerca de los hijos e hijas nacidos en este lugar, y acerca de las madres que los dieron a luz, y de los padres que los engendraron en esta tierra:
Porque asà dice el Señor: No entres en casa de duelo, ni vayas a lamentar, ni los consueles; pues he retirado mi paz de este pueblo--declara el Señor--, la misericordia y la compasión.
Morirán grandes y pequeños en esta tierra; no serán enterrados, ni llorados, y nadie se sajará ni se rapará por ellos;
no partirán el pan en el duelo para ellos, a fin de consolarlos por el muerto, ni les darán a beber la copa de consolación por su padre o por su madre.
Tampoco entres en casa de banquete para sentarte con ellos a comer y beber.
Entonces les dirás: "Es porque vuestros padres me abandonaron"--declara el Señor-- "y siguieron a otros dioses y los sirvieron y se postraron ante ellos, pero a mà me abandonaron y no guardaron mi ley.
Por tanto, he aquÃ, vienen dÃas--declara el Señor-- cuando ya no se dirá: "Vive el Señor, que sacó a los hijos de Israel de la tierra de Egipto",