Sus nobles enviaban a sus siervos por agua; iban a las cisternas y no hallaban agua; volvÃan con sus vasijas vacÃas. Quedaron avergonzados y humillados, y se cubrieron la cabeza.
El suelo está agrietado, pues no ha habido lluvia sobre la tierra; los labradores, avergonzados, se han cubierto la cabeza.
Porque aun la cierva en el campo ha parido, pero abandona su crÃa porque no hay hierba.
Y los asnos monteses se paran en las alturas desoladas, jadeando por aire como chacales; desfallecen sus ojos porque no hay vegetación.
Aunque nuestras iniquidades testifican contra nosotros, oh Señor, obra por amor de tu nombre. En verdad han sido muchas nuestras apostasÃas, contra ti hemos pecado.
Asà dice el Señor de este pueblo: ¡Cómo les ha gustado vagar! No han refrenado sus pies. El Señor, pues, no los acepta; ahora se acordará El de su iniquidad y castigará sus pecados.
Y el Señor me dijo: No ruegues por el bienestar de este pueblo.
Entonces el Señor me dijo: Mentira profetizan los profetas en mi nombre. Yo no los he enviado, ni les he dado órdenes, ni les he hablado; visión falsa, adivinación, vanidad y engaño de sus corazones ellos os profetizan.
Por tanto, asà dice el Señor: En cuanto a los profetas que profetizan en mi nombre sin que yo los haya enviado, y que dicen: "No habrá espada ni hambre en esta tierra", a espada y de hambre esos profetas perecerán.
Y les dirás esta palabra: "Viertan lágrimas mis ojos noche y dÃa, y no cesen, porque de gran quebranto ha sido quebrantada la virgen hija de mi pueblo, de una dolorosa herida muy grave.
"Si salgo al campo, he aquÃ, muertos a espada; y si entro en la ciudad, he aquÃ, enfermedades por el hambre. Porque tanto el profeta como el sacerdote andan errantes en una tierra que no conocen."
¿Hay entre los Ãdolos de las naciones alguno que haga llover? ¿O pueden los cielos solos dar lluvia? ¿No eres tú, oh Señor, nuestro Dios? En ti, pues, esperamos, porque tú has hecho todas estas cosas.