Porque El dijo: Ciertamente, ellos son mi pueblo, hijos que no engañarán. Y El fue su Salvador.
En todas sus angustias El fue afligido, y el ángel de su presencia los salvó; en su amor y en su compasión los redimió, los levantó y los sostuvo todos los dÃas de antaño.
Mas ellos se rebelaron y contristaron su santo EspÃritu; por lo cual El se convirtió en su enemigo y peleó contra ellos.
el que los condujo por los abismos? Como un caballo en el desierto, no tropezaron;
como a ganado que desciende al valle, el EspÃritu del Señor les dio descanso. Asà guiaste a tu pueblo, para hacerte un nombre glorioso.
Mira desde el cielo, y ve desde tu santa y gloriosa morada; ¿dónde está tu celo y tu poder? La conmoción de tus entrañas y tu compasión para conmigo se han restringido.
Porque tú eres nuestro Padre, aunque Abraham no nos conoce, ni nos reconoce Israel. Tú, oh Señor, eres nuestro Padre, desde la antigüedad tu nombre es Nuestro Redentor.