Asà dice el Señor: Preservad el derecho y haced justicia, porque mi salvación está para llegar y mi justicia para ser revelada.
Cuán bienaventurado es el hombre que hace esto, y el hijo del hombre que a ello se aferra; que guarda el dÃa de reposo sin profanarlo, y guarda su mano de hacer mal alguno.
Que el extranjero que se ha allegado al Señor, no diga: Ciertamente el Señor me separará de su pueblo. Ni diga el eunuco: He aquÃ, soy un árbol seco.
Porque asà dice el Señor: A los eunucos que guardan mis dÃas de reposo, escogen lo que me agrada y se mantienen firmes en mi pacto,
Y a los extranjeros que se alleguen al Señor para servirle, y para amar el nombre del Señor, para ser sus siervos, a todos los que guardan el dÃa de reposo sin profanarlo, y se mantienen firmes en mi pacto,
Bestias todas del campo, venid a comer, bestias todas del bosque.
Sus centinelas son ciegos, ninguno sabe nada. Todos son perros mudos que no pueden ladrar, soñadores acostados, amigos de dormir;
y los perros son voraces, no se sacian. Y ellos son pastores que no saben entender; todos se han apartado por su camino, cada cual, hasta el último, busca su propia ganancia.