Aquel dÃa el Señor castigará con su espada feroz, grande y poderosa, a Leviatán, serpiente huidiza, a Leviatán, serpiente tortuosa, y matará al dragón que vive en el mar.
Aquel dÃa se dirá: Una viña de vino; de ella cantad.
Yo, el Señor, soy su guardador; a cada momento la riego. Para que nadie la dañe, la guardo noche y dÃa.
Porque solitaria está la ciudad fortificada, una morada desamparada y abandonada como un desierto; allà pastará el becerro, y allà se echará y se alimentará de sus ramas.