Y será que cuando el Señor te lleve a la tierra del cananeo, del hitita, del amorreo, del heveo y del jebuseo, la cual juró a tus padres que te darÃa, tierra que mana leche y miel, celebrarás esta ceremonia en este mes.
Será, pues, como una señal en tu mano y como insignias entre tus ojos; porque con mano fuerte nos sacó el Señor de Egipto.
Y sucedió que cuando Faraón dejó ir al pueblo, Dios no los guió por el camino de la tierra de los filisteos, aunque estaba cerca, porque dijo Dios: No sea que el pueblo se arrepienta cuando vea guerra y se vuelva a Egipto.
Dios, pues, hizo que el pueblo diera un rodeo por el camino del desierto, hacia el mar Rojo; y en orden de batalla subieron los hijos de Israel de la tierra de Egipto.
Y partieron de Sucot y acamparon en Etam, al borde del desierto.
El Señor iba delante de ellos, de dÃa en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarlos, a fin de que anduvieran de dÃa y de noche.
No quitó de delante del pueblo la columna de nube durante el dÃa, ni la columna de fuego durante la noche.