Pero los hijos de Israel fueron fecundos y aumentaron mucho, y se multiplicaron y llegaron a ser poderosos en gran manera, y la tierra se llenó de ellos.
Pero cuanto más los oprimÃan, más se multiplicaban y más se extendÃan, de manera que los egipcios llegaron a temer a los hijos de Israel.
Los egipcios, pues, obligaron a los hijos de Israel a trabajar duramente,
y les amargaron la vida con dura servidumbre en hacer barro y ladrillos y en toda clase de trabajo del campo; todos sus trabajos se los imponÃan con rigor.
Y el rey de Egipto habló a las parteras de las hebreas, una de las cuales se llamaba Sifra, y la otra Puá,
Respondieron las parteras a Faraón: Porque las mujeres hebreas no son como las egipcias, pues son robustas y dan a luz antes que la partera llegue a ellas.
Y Dios favoreció a las parteras; y el pueblo se multiplicó y llegó a ser muy poderoso.
Y sucedió que por haber las parteras temido a Dios, El prosperó sus familias.