El Señor es mi roca, mi baluarte y mi libertador; mi Dios, mi roca en quien me refugio; mi escudo y el cuerno de mi salvación, mi altura inexpugnable.
Invoco al Señor, que es digno de ser alabado, y soy salvo de mis enemigos.
Los lazos de la muerte me cercaron, y los torrentes de iniquidad me atemorizaron;
los lazos del Seol me rodearon; las redes de la muerte surgieron ante mÃ.
Y envió sus saetas, y los dispersó, y muchos relámpagos, y los confundió.
Entonces apareció el lecho de las aguas, y los cimientos del mundo quedaron al descubierto a tu reprensión, oh Señor, al soplo del aliento de tu nariz.
Extendió la mano desde lo alto y me tomó; me sacó de las muchas aguas.
Me libró de mi poderoso enemigo, y de los que me aborrecÃan, pues eran más fuertes que yo.