Yo dije al Señor: Tú eres mi Señor; ningún bien tengo fuera de ti.
En cuanto a los santos que están en la tierra, ellos son los nobles en quienes está toda mi delicia.
Se multiplicarán las aflicciones de aquellos que han corrido tras otro dios ; no derramaré yo sus libaciones de sangre, ni sus nombres pronunciarán mis labios.
El Señor es la porción de mi herencia y de mi copa; tú sustentas mi suerte.
Las cuerdas cayeron para mí en lugares agradables; en verdad mi herencia es hermosa para mí.
Bendeciré al Señor que me aconseja; en verdad, en las noches mi corazón me instruye.
Al Señor he puesto continuamente delante de mí; porque está a mi diestra, permaneceré firme.
Por tanto, mi corazón se alegra y mi alma se regocija; también mi carne morará segura,
pues tú no abandonarás mi alma en el Seol, ni permitirás a tu Santo ver corrupción.
Me darás a conocer la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; en tu diestra, deleites para siempre.