No destruyeron a los pueblos, como el Señor les habÃa mandado,
sino que se mezclaron con las naciones, aprendieron sus costumbres,
y sirvieron a sus Ãdolos que se convirtieron en lazo para ellos.
Sacrificaron a sus hijos y a sus hijas a los demonios,
y derramaron sangre inocente, la sangre de sus hijos y de sus hijas, a quienes sacrificaron a los Ãdolos de Canaán, y la tierra fue contaminada con sangre.
Asà se contaminaron en sus costumbres, y fueron infieles en sus hechos.
Entonces se encendió la ira del Señor contra su pueblo, y El aborreció su heredad.
Los entregó en mano de las naciones, y los que los aborrecÃan se enseñorearon sobre ellos.