Entonces dieron dinero a los canteros y a los carpinteros, y alimento, bebida y aceite a los sidonios y a los tirios para que trajeran madera de cedro desde el LÃbano por mar hasta Jope, conforme al permiso que tenÃan de Ciro, rey de Persia.
Entonces Jesúa con sus hijos y sus hermanos, Cadmiel con sus hijos, los hijos de Judá y los hijos de Henadad con sus hijos y sus hermanos los levitas, se presentaron todos a una para dirigir a los obreros en la casa de Dios.
Cuando los albañiles terminaron de echar los cimientos del templo del Señor, se presentaron los sacerdotes en sus vestiduras, con trompetas, y los levitas, hijos de Asaf, con cÃmbalos, para alabar al Señor conforme a las instrucciones del rey David de Israel.
Y cantaban, alabando y dando gracias al Señor: Porque El es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel. Y todo el pueblo aclamaba a gran voz alabando al Señor porque se habÃan echado los cimientos de la casa del Señor.
Pero muchos de los sacerdotes y levitas y jefes de casas paternas, los ancianos que habÃan visto el primer templo, cuando se echaban los cimientos de este templo delante de sus ojos, lloraban en alta voz mientras muchos daban gritos de alegrÃa;
y el pueblo no podÃa distinguir entre el clamor de los gritos de alegrÃa y el clamor del llanto del pueblo, porque el pueblo gritaba en voz alta, y se oÃa el clamor desde lejos.