Entonces toda la asamblea hizo pacto con el rey en la casa de Dios. Y Joiada les dijo: He aquÃ, el hijo del rey reinará, como el Señor ha hablado respecto a los hijos de David.
otra tercera parte estará en la casa del rey, y otra tercera parte en la puerta del Cimiento; y todo el pueblo estará en los atrios de la casa del Señor.
Y los levitas y todo Judá hicieron conforme a todo lo que habÃa ordenado el sacerdote Joiada. Cada uno de ellos tomó sus hombres, los que habÃan de entrar en el dÃa de reposo, junto con los que habÃan de salir el dÃa de reposo, porque el sacerdote Joiada no despidió a ninguno de los grupos.
Entonces el sacerdote Joiada dio a los capitanes de cientos las lanzas y los escudos grandes y pequeños que habÃan sido del rey David, que estaban en la casa de Dios.
Y colocó a todo el pueblo, cada hombre con su arma en la mano, desde el lado derecho de la casa hasta el lado izquierdo de la misma, junto al altar y junto a la casa, alrededor del rey.
Entonces sacaron al hijo del rey y le pusieron la corona, le dieron el libro del testimonio y lo proclamaron rey. Y Joiada y sus hijos lo ungieron, y gritaron: ¡Viva el rey!
Al oÃr AtalÃa el estruendo del pueblo que corrÃa y alababa al rey, se llegó al pueblo en la casa del Señor,
y miró, y he aquÃ, el rey estaba de pie junto a su columna a la entrada, y los capitanes y los trompetas estaban junto al rey. Y todo el pueblo del paÃs se regocijaba y tocaba trompetas, y los cantores con sus instrumentos de música dirigÃan la alabanza. Entonces AtalÃa rasgó sus vestidos, y gritó: ¡Traición! ¡Traición!
Y le echaron mano, y cuando ella llegó a la entrada de la puerta de los Caballos de la casa del rey, allà la mataron.
Entonces Joiada hizo un pacto entre todo el pueblo y el rey, de que ellos serÃan el pueblo del Señor.
Y todo el pueblo fue a la casa de Baal y la derribaron, hicieron pedazos sus altares y sus imágenes y mataron delante de los altares a Matán, sacerdote de Baal.
Colocó porteros junto a las puertas de la casa del Señor, de modo que no entrara ninguno que por alguna causa estuviera inmundo.
Tomó a los capitanes de cientos, a los nobles, a los gobernantes del pueblo y a todo el pueblo del paÃs, e hizo descender al rey de la casa del Señor, y entraron por la puerta superior a la casa del rey. Y sentaron al rey sobre el trono real.
Y todo el pueblo del paÃs se regocijó, y la ciudad quedó tranquila, porque AtalÃa habÃa sido muerta a espada.