Y Salomón decidió edificar una casa al nombre del Señor, y un palacio real para sÃ.
Y designó Salomón setenta mil hombres para llevar cargas, ochenta mil para labrar piedra en los montes y tres mil seiscientos para dirigirlos.
Entonces Salomón envió un mensaje a Hiram, rey de Tiro, diciendo: Haz conmigo como hiciste con mi padre David, enviándole cedros para edificarle una casa donde habitar.
He aquÃ, voy a edificar una casa al nombre del Señor mi Dios, para consagrársela, para quemar incienso aromático delante de El, para colocar continuamente el pan de la proposición y para ofrecer holocaustos por la mañana y por la tarde, en los dÃas de reposo, en las lunas nuevas y en las fiestas señaladas del Señor nuestro Dios; esto será ordenanza perpetua en Israel.
Y la casa que voy a edificar será grande; porque nuestro Dios es grande, más que todos los dioses.
Entonces Hiram, rey de Tiro, respondió en una carta que envió a Salomón: Por cuanto el Señor ama a su pueblo, te ha hecho rey sobre ellos.
Y añadió Hiram: Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que ha hecho los cielos y la tierra, que ha dado al rey David un hijo sabio, dotado de prudencia y entendimiento, que edificará una casa para el Señor y un palacio real para sÃ.
Y ahora envÃo a Hiram-abÃ, hombre hábil, dotado de entendimiento,
hijo de una mujer de las hijas de Dan y cuyo padre es de Tiro, el cual sabe trabajar en oro, en plata, en bronce, en hierro, en piedra, en madera y en material de púrpura, violeta, lino y carmesÃ, y sabe hacer toda clase de grabados y cualquier diseño que se le asigne, para trabajar con tus expertos y con los expertos de mi señor David, tu padre.
Ahora pues, envÃe mi señor a sus siervos el trigo, la cebada, el aceite y el vino, de los cuales ha hablado.
Puso setenta mil de ellos a llevar cargas, ochenta mil a labrar piedras en los montes y tres mil seiscientos como capataces para hacer trabajar al pueblo.