Have not I commanded thee? Be strong and of a good courage; be not afraid, neither be thou dismayed: for the LORD thy God is with thee whithersoever thou goest.
Y una mujer de las mujeres de los hijos de los profetas clamó a Eliseo, diciendo: Tu siervo, mi marido, ha muerto, y tú sabes que tu siervo temÃa al Señor; y ha venido el acreedor a tomar a mis dos hijos para esclavos suyos.
Y aconteció que un dÃa pasaba Eliseo por Sunem, donde habÃa una mujer distinguida, y ella le persuadió a que comiera. Y asà fue que siempre que pasaba, entraba allà a comer.
Luego llamó a su marido y le dijo: Te ruego que me envÃes uno de los criados y una de las asnas, para que yo vaya corriendo al hombre de Dios y regrese.
Entonces ella aparejó el asna y dijo a su criado: Arrea y anda; no detengas el paso por mà a menos que yo te lo diga.
Y ella fue y llegó al hombre de Dios en el monte Carmelo. Y sucedió que cuando el hombre de Dios la vio a lo lejos, dijo a Giezi su criado: He aquÃ, allá viene la sunamita.
Te ruego que corras ahora a su encuentro y le digas: "¿Te va bien a ti? ¿Le va bien a tu marido? ¿Le va bien al niño?" Y ella respondió: Bien.
Y Giezi se adelantó a ellos y puso el báculo sobre el rostro del niño, mas no hubo voz ni reacción. Asà que volvió para encontrarlo, y le dijo: El niño no ha despertado.
Cuando Eliseo entró en la casa, he aquÃ, el niño estaba muerto, tendido sobre su cama.
Y entrando, cerró la puerta tras ambos y oró al Señor.
Entonces uno de ellos salió al campo a recoger hierbas, y encontró una viña silvestre y de ella recogió su falda llena de calabazas silvestres, y vino y las cortó en pedazos en la olla de potaje, porque no sabÃa lo que eran.
Y lo sirvieron para que los hombres comieran. Y sucedió que cuando comÃan el potaje, clamaron y dijeron: ¡Oh hombre de Dios, hay muerte en la olla! Y no pudieron comer.