Y el rey mandó a Joab, a Abisai y a Itai, diciendo: Por amor a mà tratad bien al joven Absalón. Y todo el pueblo oyó cuando el rey mandó a todos los comandantes acerca de Absalón.
El pueblo salió al campo al encuentro de Israel, y se entabló la batalla en el bosque de EfraÃn.
Allà fue derrotado el pueblo de Israel delante de los siervos de David, y la matanza aquel dÃa allà fue grande: veinte mil hombres.
La batalla se extendió por toda aquella región, y el bosque devoró más gente aquel dÃa que la que devoró la espada.
Respondió el hombre a Joab: Aunque yo recibiera mil piezas de plata en la mano, no extenderÃa la mano contra el hijo del rey; porque ante nuestros oÃdos el rey te ordenó a ti, a Abisai y a Itai, diciendo: "Protegedme al joven Absalón."
De otro modo, si yo hubiera hecho traición contra su vida (y no hay nada oculto al rey), tú mismo te hubieras mostrado indiferente.
En vida, Absalón habÃa tomado y erigido para sà una columna que está en el Valle del Rey, pues se habÃa dicho: No tengo hijo para perpetuar mi nombre. Y llamó la columna por su propio nombre, y hasta hoy dÃa se llama Monumento de Absalón.
Y Ahimaas, hijo de Sadoc, dijo: Te ruego que me dejes correr y llevar las noticias al rey de que el Señor lo ha liberado de la mano de sus enemigos.
Pero Joab le dijo: Tú no eres el hombre para llevar hoy las noticias, las llevarás otro dÃa; no llevarás noticias hoy, porque el hijo del rey ha muerto.
Entonces Joab dijo al cusita: Ve, anuncia al rey lo que has visto. Y el cusita se inclinó ante Joab, y corrió.
David estaba sentado entre las dos puertas; y el atalaya subió al terrado de la puerta en el muro, y alzando los ojos miró, y he aquÃ, un hombre que corrÃa solo.
Y el atalaya llamó y avisó al rey. Y el rey dijo: Si viene solo hay buenas noticias en su boca. Mientras se acercaba más y más,
Y el atalaya dijo: Creo que el correr del primero es como el correr de Ahimaas, hijo de Sadoc. Y el rey dijo: Este es un buen hombre y viene con buenas noticias.
Y Ahimaas dio voces, y dijo al rey: Todo está bien. Se postró rostro en tierra delante del rey, y dijo: Bendito es el Señor tu Dios, que ha entregado a los hombres que levantaron sus manos contra mi señor el rey.
Y he aquÃ, llegó el cusita, y dijo: Reciba mi señor el rey buenas noticias, porque el Señor te ha librado hoy de la mano de todos aquellos que se levantaron contra ti.
Dijo el rey al cusita: ¿Le va bien al joven Absalón? Y el cusita respondió: Sean como ese joven los enemigos de mi señor el rey, y todos los que se levantan contra ti para mal.