Entonces Dios dijo a Jacob: Levántate, sube a Betel y habita allÃ; y haz allà un altar a Dios, que se te apareció cuando huÃas de tu hermano Esaú.
Entregaron, pues, a Jacob todos los dioses extranjeros que tenÃan en su poder y los pendientes que tenÃan en sus orejas; y Jacob los escondió debajo de la encina que habÃa junto a Siquem.
Al proseguir el viaje, hubo gran terror en las ciudades alrededor de ellos, y no persiguieron a los hijos de Jacob.
Entonces partieron de Betel; y cuando aún faltaba cierta distancia para llegar a Efrata, Raquel comenzó a dar a luz y tuvo mucha dificultad en su parto.
Y aconteció que cuando estaba en lo más duro del parto, la partera le dijo: No temas, porque ahora tienes este otro hijo.
Y aconteció que cuando su alma partÃa, pues murió, lo llamó Benoni; pero su padre lo llamó BenjamÃn.