Saúl respondió reuniendo a las tropas israelitas cerca del valle de Ela.
De modo que los filisteos y los israelitas quedaron frente a frente en montes opuestos, separados por el valle.
Luego Goliat, un campeón filisteo de Gat, salió de entre las filas de los filisteos para enfrentarse a las fuerzas de Israel. ¡MedÃa casi tres metros de altura!
Llevaba un casco de bronce y su cota de malla, hecha de bronce, pesaba cincuenta y siete kilos.
Tan pronto como las tropas israelitas lo vieron, comenzaron a huir espantadas.
—¿Ya vieron al gigante? —preguntaban los hombres—. Sale cada dÃa a desafiar a Israel. El rey ha ofrecido una enorme recompensa a cualquiera que lo mate. ¡A ese hombre le dará una de sus hijas como esposa y toda su familia quedará exonerada de pagar impuestos!
David se los puso, se ciñó la espada y probó dar unos pasos porque nunca antes se habÃa vestido con algo semejante.—No puedo andar con todo esto —le dijo a Saúl—. No estoy acostumbrado a usarlo.Asà que David se lo quitó.
Tomó cinco piedras lisas de un arroyo y las metió en su bolsa de pastor. Luego, armado únicamente con su vara de pastor y su honda, comenzó a cruzar el valle para luchar contra el filisteo.
Todos los que están aquà reunidos sabrán que el Señor rescata a su pueblo, pero no con espada ni con lanza. ¡Esta es la batalla del Señor, y los entregará a ustedes en nuestras manos!
Metió la mano en su bolsa de pastor, sacó una piedra, la lanzó con su honda y golpeó al filisteo en la frente. La piedra se le incrustó allà y Goliat se tambaleó y cayó de cara al suelo.
Asà David triunfó sobre el filisteo con solo una honda y una piedra, porque no tenÃa espada.