Likewise the Spirit also helpeth our infirmities: for we know not what we should pray for as we ought: but the Spirit itself maketh intercession for us with groanings which cannot be uttered.
Queridos amigos, esta es la segunda carta que les escribo y, en ambas, he tratado de refrescarles la memoria y estimularlos a que sigan pensando sanamente.
Quiero que recuerden lo que los santos profetas dijeron hace mucho y lo que nuestro Señor y Salvador ordenó por medio de los apóstoles.
Sobre todo, quiero recordarles que, en los últimos dÃas, vendrán burladores que se reirán de la verdad y seguirán sus propios deseos.
Deliberadamente olvidan que Dios hizo los cielos al ordenarlo con una sola palabra y sacó la tierra de las aguas y la rodeó con agua.
Luego usó el agua para destruir el mundo antiguo con un potente diluvio.
Por esa misma palabra, los cielos y la tierra que ahora existen han sido reservados para el fuego. Están guardados para el dÃa del juicio, cuando será destruida la gente que vive sin Dios.
Sin embargo, queridos amigos, hay algo que no deben olvidar: para el Señor, un dÃa es como mil años y mil años son como un dÃa.
En realidad, no es que el Señor sea lento para cumplir su promesa, como algunos piensan. Al contrario, es paciente por amor a ustedes. No quiere que nadie sea destruido, quiere que todos se arrepientan.
Pero el dÃa del Señor llegará tan inesperadamente como un ladrón. Entonces los cielos desaparecerán con un terrible estruendo, y los mismos elementos se consumirán en el fuego, y la tierra con todo lo que hay en ella quedará sometida a juicio.
Dado que todo lo que nos rodea será destruido de esta manera, ¡cómo no llevar una vida santa y vivir en obediencia a Dios,
Por lo cual, queridos amigos, mientras esperan que estas cosas ocurran, hagan todo lo posible para que se vea que ustedes llevan una vida pacÃfica que es pura e intachable a los ojos de Dios.
al tratar estos temas en todas sus cartas. Algunos de sus comentarios son difÃciles de entender, y los que son ignorantes e inestables han tergiversado sus cartas, para que signifiquen algo muy diferente, asà como lo hacen con otras partes de la Escritura. Esto resultará en su propia destrucción.