Y la lengua es una llama de fuego. Es un mundo entero de maldad que corrompe todo el cuerpo. Puede incendiar toda la vida, porque el infierno mismo la enciende.
El ser humano puede domar toda clase de animales, aves, reptiles y peces,
pero nadie puede domar la lengua. Es maligna e incansable, llena de veneno mortal.
A veces alaba a nuestro Señor y Padre, y otras veces maldice a quienes Dios creó a su propia imagen.
Y asÃ, la bendición y la maldición salen de la misma boca. Sin duda, hermanos mÃos, ¡eso no está bien!
¿Acaso puede brotar de un mismo manantial agua dulce y agua amarga?
¿Acaso una higuera puede dar aceitunas o una vid, higos? No, como tampoco puede uno sacar agua dulce de un manantial salado.