Hace mucho tiempo, Dios habló muchas veces y de diversas maneras a nuestros antepasados por medio de los profetas.
Y ahora, en estos últimos dÃas, nos ha hablado por medio de su Hijo. Dios le prometió todo al Hijo como herencia y, mediante el Hijo, creó el universo.
Además, cuando trajo a su Hijo supremo al mundo, Dios dijo: «Que lo adoren todos los ángeles de Dios».
Pero con respecto a los ángeles, Dios dice: «Él envÃa a sus ángeles como los vientos    y a sus sirvientes como llamas de fuego».
Pero al Hijo le dice: «Tu trono, oh Dios, permanece por siempre y para siempre.    Tú gobiernas con cetro de justicia.
Amas la justicia y odias la maldad.    Por eso oh Dios —tu Dios— te ha ungido    derramando el aceite de alegrÃa sobre ti más que sobre cualquier otro».