»Luego dimos la vuelta y regresamos por el desierto hacia el mar Rojo, tal como el Señor me habÃa indicado y, durante mucho tiempo, anduvimos de un lugar a otro en la región del monte Seir.
»Finalmente el Señor me dijo:
“Ya han estado vagando lo suficiente por esta zona montañosa; ahora dirÃjanse al norte.
Pues el Señor Dios de ustedes los ha bendecido en todo lo que han hecho. Él les ha cuidado cada paso que han dado por este inmenso desierto. En estos cuarenta años, el Señor su Dios los ha acompañado, y no les ha faltado nadaâ€.
»Entonces pasamos de largo el territorio de nuestros parientes, los descendientes de Esaú, que viven en Seir. Evitamos el camino que pasa por el valle del Arabá, que sube desde Elat y Ezión-geber.»Luego, cuando nos dirigimos hacia el norte por la ruta del desierto que atraviesa a Moab,
Antiguamente los horeos vivÃan en Seir, pero fueron expulsados y desplazados de esa tierra por los descendientes de Esaú, de la misma manera que Israel expulsó a los habitantes de Canaán cuando el Señor le dio la tierra de ellos).
»¡Treinta y ocho años pasaron desde que partimos por primera vez de Cades-barnea hasta que cruzamos finalmente el arroyo Zered! Para entonces, todos los hombres con edad suficiente para ir a la guerra habÃan muerto en el desierto, tal como el Señor juró que sucederÃa.
El Señor los hirió hasta que todos quedaron eliminados de la comunidad.
»Cuando todos los hombres con edad para ir a la guerra murieron,
el Señor me dijo:
“Hoy cruzarán la frontera con Moab por la ciudad de Ar
(Antiguamente, a esa región se le consideraba la tierra de los refaÃtas, porque ellos habÃan vivido allÃ, aunque los amonitas los llamaban zomzomeos.
Lo mismo hizo por los descendientes de Esaú, que vivÃan en Seir, pues destruyó a los horeos para que los de Esaú pudieran establecerse allÃ. Los descendientes de Esaú viven en esa tierra hasta el dÃa de hoy.
Algo parecido sucedió cuando los caftoreos de Creta invadieron y destruyeron a los aveos, que habÃan vivido en aldeas en la región de Gaza).
»Pero Sehón, rey de Hesbón, no nos permitió cruzar, porque el Señor Dios de ustedes hizo que Sehón se pusiera terco y desafiante, a fin de ayudarlos a derrotarlo, tal como lo hizo.
»Asà que el Señor me dijo: “Mira, he comenzado a entregarte al rey Sehón y a su tierra. Empieza ya a conquistar y a poseer su territorioâ€.
»Entonces el rey Sehón nos declaró la guerra y movilizó sus fuerzas en Jahaza.